En varios establecimientos se exhibe el famoso cartel “Hoy día no fío, mañana sí”, con el que esos negocios les dicen a sus clientes que no les darán créditos. Antes, quizá esa era una buena práctica empresarial, pero, hoy, ¿es malo dar crédito?
La razón detrás de ese cartel es la desconfianza que tienen algunos empresarios como resultado de la experiencia del mal comportamiento de aquellos clientes que pagan tarde o que nunca pagan. Si hay incumplimiento, el negocio se quedará sin liquidez para reponer sus productos o servicios, no tendrá qué vender y caerá en un círculo vicioso que lo conducirá, finalmente, a la quiebra.
Por otro lado, muchos empresarios sí dan crédito porque este tiene muchas ventajas. Primero, se incrementan las ventas pues los clientes pueden adquirir los productos sin tener todo el dinero junto (no comprarían si tuvieran que disciplinarse para ahorrar). Segundo, la adquisición se puede hacer en cualquier momento, sin esperar a fin de mes o la gratificación. Tercero, se fortalece la relación con nuestros clientes, ya que se le está ofreciendo una facilidad y se le transmite el mensaje de que confiamos en ellos.
Sin embargo, conceder un crédito no es una cuestión de confianza, sino de saber asumir riesgos de manera calculada, tratando de minimizarlos para tomar una decisión acertada.
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