Hace algunos años apareció en el mundo la ‘moda’ del comercio electrónico. Con el tiempo, se convirtió en un medio de comercio empresarial que puede engrandecer nuestra capacidad de ventas.
La gran ventaja de tener una página web para comercializar nuestros productos es que nos permite llegar a mucha más gente, si lo comparamos con el sistema físico tradicional. Mientras que delante de nuestra tienda pueden pasar, con suerte, unas cuantas decenas de personas por día, con una vitrina virtual podemos llegar a miles de consumidores. Además, nuestro negocio puede ser visitado a cualquier hora del día o de la noche; es decir, trabaja 24 horas al día, 365 días al año. Más aún, nuestra tienda web puede ser visitada por cualquier persona en el mundo, desde nuestro vecino en esta ciudad hasta el compatriota en Japón.
Hay varios tipos de páginas con fines comerciales. Las netamente informativas, para que conozcan nuestra empresa o producto. Las de comunicación interactiva, para que los clientes puedan entrar en contacto con nosotros y preguntar sobre nuestros productos, hacer citas etc. Las comerciales, que permiten comprar productos y que tienen dos versiones:
1. Intangibles (que se envían por la misma web, como fotos o software)
2. Físicos (que se entregan por mensajero).
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